viernes, 10 de enero de 2014

El vaivén me marea; ¡qué pare ya!

A veces me pregunto si es una enfermedad. Sí, porque qué más quisiera yo que no pensar, que olvidarme de esto que se está convirtiendo en un problema. En un problema que ya no tiene solución, ni lado positivo.

No hay peor ciego que el que no quiere ver. ¿Por qué justificamos los actos crueles hacia nosotros? ¿Por qué le encontramos explicación a cosas que son obviamente resultado del desapego de terceros?
Es un amor de ciencia ficción, porque ni yo entiendo el surrealismo del vaivén de este barco, que me marea, que me lleva y me trae y que dejo que cada ola sea controlada por quien logra enloquecerme.

¿Cómo puede ser que la persona a la que más he odiado sea la misma a la que más he amado? ¿Cómo y por qué puedo seguir teniendo ganas de luchar contra la marea, si cada vez que intento levantarme y empujar, el oleaje se agranda? Si tengo ganas de cansarme de todo esto, ¿por qué no puedo? Y estas preguntas no son retóricas, si alguien tiene respuesta, que se pronuncie.

Pensamos que siendo pretendientes que aman, esperan, son pacientes y están ahí, algún día se darán cuenta de que es hora de que tengamos lo que nos merecemos, pero, ¿de verdad nos merecen ellos? ¿nos merecemos a esas personas que han jugado al fútbol con nuestro corazón? Nos han tenido ahí para todo, con sólo pronunciar nuestra inicial. Hemos sido almohadas para sus lágrimas, labios para sus deslices, amigos para sus palabras, camas para sus desahogos, Reyes magos para sus caprichos y todo por una sola razón: la esperanza. La esperanza que nos quitan y nos dan. Inmortal para hacernos soñar con que algún día será el día en que se queden para siempre.

Déjame decirte que eso es impredecible. Nadie, ni ella, ni él, ni tú sabréis nunca donde os dejará el destino. Si crees en el karma, probablemente le devolverán algún día todo lo que te hizo, de una manera u otra. Mi consejo: (remedios vendo que para mi no tengo) es que actúes como te sientas, haz lo que te haga feliz. Si olvidar no te hace feliz, sigue luchando y algún día, frutos recogerás.

domingo, 25 de agosto de 2013

Quien se va sin ser echado, vuelve sin ser llamado

Cuando un entorno nuevo se apodera de nosotros porque sentimos miedo o aburrimiento para ofrecernos placer y satisfacción temporales hemos de ser conscientes de su funcionamiento.

Las burbujas de colores aparecen ante un cambio nuevo en nuestra vida. Abren sus puertas ante ti, esperando pacientemente a que te subas a alguna de ellas, a la que te parezca más bonita y te elevan allá donde los hermosos pájaros te distraen formando nuevas siluetas y figuras de las que te quedas prendado

Un temprano buen día, el oxígeno dentro del "globo" empieza a acabarse. Poco a poco, comienzas a ahogarte, a sentir hambre y sed. Cuando termina por pincharse, caes con un duro golpe de vuelta a tierra firme, donde ya no queda ni rastro de aquellos a quienes echabas de más antes de partir volando en tan breve viaje. La caida te hace daño, es entonces cuando gritas pidiendo ayuda a quienes te aburrían, pero están lejos ya y te cuesta muchísimo convencerles de que ha llegado el que eras antes y siempre, para que todo vuelva a su cauce.

Por otro lado, todos los que en su día fuimos heridos, todos los que derramamos alguna lágrima por los que volaron sin darse cuenta, entendimos con el tiempo que el agua que brotaba de nuestros ojos no era tristeza por perderles, sino pena por ellos, rabia de que el subconsciente sea a veces tan tonto, de que las luces cieguen, de que no vean la belleza de lo vivido y de lo que está por venir, la montaña rusa de lo duradero, la aventura de trabajar diariamente por mantener viva la llama, por ilusionarse, por achispar la magia, luchar por el progreso y por ver los frutos del esfuerzo, porque realmente queríamos a esa persona y porque sabíamos a ciencia cierta, puesto que así funcionan todas las cabecitas, que antes o después íbamos a verles sufrir y nosotros ya no tendríamos ninguna lágrima que derramar por ellos.

martes, 11 de octubre de 2011

Una vida junto al mar

Quizá aquel día 4 de Julio de 2009 en que recibí tu petición de amistad,

"Hola, tu eres la de Camp Rock no? Bueno, supongo que tendrás muchas peticiones así que si quieres aceptarme bien, sino, no pasa nada =) pero mucha suerte en el concurso!! Un besoo (K)"

No se me cruzó por la cabeza la posibilidad de que dos meses más tarde te fueras a convertir en el amor de mi vida. Me resultó curioso que alguien tan 'mayor' (aunque eres un bebé) como tú me agregara preguntándome por el concurso. Quizá eso hizo que me llamaras tanto la atención.

Días, palabras, mensajes, llamadas... Iban aumentando mi incertidumbre y mis ganas de conocerte y verte... Esperando delante del ordenador durante horas tus contestaciones, conversaciones eternas que volaban en el tiempo...

Pasó un mes de verano que por primera vez deseaba que transcurriera con la mayor rapidez, años antes hubiera deseado que los días de verano se alargaran como el chicle, pero me moría por verte. Aquel 8 de Agosto, mi cabeza revoloteaba al igual que mis ojos, deseando encontrarte en cualquier rincón de la playa. Tu llamada me dió un vuelco al corazón, era señal de que el momento y tú estabais cerca... Los nervios, la gente y el ruido me dejaron en blanco y quizá el hecho de que lo primero que solté fue 'Ah, pues no eres tan alto, eh...!' hicieron que te dieras cuenta de que no soy una chica muy normal...

Desde ese día, hasta hoy... He vivido tantas cosas maravillosas contigo, no hace falta que sean momentos grandes o puntuales, para mi marcan momentos preciosos cosas como ir en coche con tus discos, cantando y pidiéndote que no aceleres, ir a despertarte una mañana a tu casa, lavar el coche contigo, llevar a tu hermano a pasear, tus chistes malos o que me sonrias. También hemos vivido momentos grandes, como los logros de uno y de otro, que puedas estar cumpliendo tus sueños a la vez que yo los míos, celebrar tu cumpleaños sorpresa, viajar a Madrid y tantas cosas más...

Jau, eres para mi la mayor inspiración y motivación para seguir adelante, mientras tu luches, yo lucho y cuando luchamos juntos me haces la persona más feliz de este planeta, cada día que comparto contigo es siempre alegre, por mucho que haya sido malo, estás tú para sacarme una sonrisa...

Nos prometimos el mar y yo te prometo una vida junto a él.

miércoles, 2 de febrero de 2011

Espirales perdidas

Recuerdo aquellos días en que con mis manos podia rozar tu cuerpo inquieto que parecía escurrise entre una multitud invisible de la que huíamos sin rumbo y sin fin para llegar a vernos y sentirnos de verdad.

Al sentirte, la magia me envolvía en una espiral o tornado junto a tí que salía del centro de la tierra y llegaba hasta el infinito y más allá. Sus fantásticos colores llenaban mis sentimientos de vida; Rojo pasión, verde trébol y azul cielo envolvían mis sentidos y te los entregaban sin pensar.

Aunque los colores de mis espirales siguen vivos, día a día hacen temblar la tierra, intentando abrirse un hueco entre el hormigón, Pero hasta que tus pies no estén paralelos frente a los míos a menos de 10 centímetros de distancia y con uno de mis pies flotando en el aire las espirales no podrán salir y significará que no me fundiré contigo en besos.

Tus espirales, sin raíces, sin fuerza y grises, son motivo para luchar por el color de mi corazón.

martes, 29 de junio de 2010

ahora que te tengo...

Ahora que te tengo cerca, ahora que día tras día puedo sentir tu calor, el perfume de tu piel, tu sabor, ahora que nadie me lo quita, me doy verdaderamente cuenta de que cada día mi aprensión hacia tu ser se hace más fuerte, más ganas de sentirte cerca, que hacen que aunque vea lejos el día en que te vuelva a perder de vista, lo vea como lo más triste que me vaya a pasar jamás.

He tenido que estar una semana. Simples siete días sin ti, entre medio de las continuas visitas, cariños, abrazos, besos que no paraban de caer sobre mi piel gracias a ti, y no he sido capaz de contener mi fuerza y mis impulsos de querer tirarte de un brazo al verte en una foto para que vengas a estar conmigo.

No tengo más que decir. Mi represión a la distancia parece haberse apaciguado durante este mes y medio que parece estar siendo fugaz, y he de reconocer que aunque no quiero que termine jamás, tendrá que hacerlo antes o después,
y volveré a perder tus ojos de mis pupilas mirándome fijamente aunque con los párpados a medio cerrar mostrándome cuando afecto sientes por mi,
volveré a perder tus labios tan cerca de los míos transmitiéndome tu calor hablando de las cosas de cada día mientras te escucho, o no, e intercambio miradas con tus ojos y tus labios,
volveré a perder tu pelo suave y brillante que me roza con cada abrazo,
volveré a perder cada abrazo fuerte y caliente de tu piel clara,
volveré a perder el pecho que siempre me acoge para quedarme dormida mientras inhalo el perfume de tu ropa y tu piel, la fragancia de mi pequeño príncipe soñador.